lunes, 23 de junio de 2014

Los que aman mucho




Los que aman mucho se ponen tristes, tremendamente, realmente tristes.
Comprenden y buscan quererse sumergidos en esa tristeza de no poder hacer más que amarse.
Cuando se abrazan se quiebran, se rompen los brazos.
Caminan por los tejados como cuadrúpedos, son el animal nocturno sin casa y cualquier beso en ellos es guarida.

Son tremendamente tristes, y descarados.
Saben de besos entre las piernas y caricias que retuercen en el alma.
Conocen la distancia entre unos senos y las medidas de una lengua sobre los pies.
Se asesinan, en tristezas, en cualquier rabia, en abrazos, con solo el amor noble que pueden tener los que aman.
Son serpiente y veneno, no conocen del tiempo, lo destruyen, están ciegos,
son felices por todos lados y mientras padecen del amor, su piel es dulce arequipe.

Aman aquí, allá, enfermos, aman a todas horas.
No comprenden de morir y se mueren, una y otra vez se mueren y nacen de nuevo.
Y de pronto, si tienen suerte, se olvidan.
Algunas noches entre sueños, que no comprenden,  se reencuentran, y gimen y celebran el amor.
Es su victoria, la de los tristes y felices, los que han amado..


Salazar, Pavel Stev

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